Por: Viry Bobadilla
En el bosque de Nanacamilpa sale a la luz un secreto que pocos conocían fuera de las personas de la región, algo que de boca en boca ha maravillado a muchas personas con tan sólo escuchar a los que lo han vivido, y es que no se trata de una leyenda, sino del increíble espectáculo natural que ilumina el ambiente entre la obscuridad del bosque, con una perfecta sincronización que pareciera el latido de un corazón que se enciende y se paga entre los árboles.
¡Luciérnagas! Seres luminiscentes vivos, belleza que el universo y ese gran ser nos regala en los meses de lluvia entre Junio y Agosto, que impactan a cualquiera. Y es que penetrar en la obscuridad de un bosque siempre ha sido para muchos la escena de una película de terror, pero aquí se une gran cantidad de personas del mundo para presenciar cara a cara este impresionante fenómeno de magia de la naturaleza.
En el bosque de Nanacamilpa sale a la luz un secreto que pocos conocían fuera de las personas de la región, algo que de boca en boca ha maravillado a muchas personas con tan sólo escuchar a los que lo han vivido, y es que no se trata de una leyenda, sino del increíble espectáculo natural que ilumina el ambiente entre la obscuridad del bosque, con una perfecta sincronización que pareciera el latido de un corazón que se enciende y se paga entre los árboles.
¡Luciérnagas! Seres luminiscentes vivos, belleza que el universo y ese gran ser nos regala en los meses de lluvia entre Junio y Agosto, que impactan a cualquiera. Y es que penetrar en la obscuridad de un bosque siempre ha sido para muchos la escena de una película de terror, pero aquí se une gran cantidad de personas del mundo para presenciar cara a cara este impresionante fenómeno de magia de la naturaleza.
Es tan perfecta la sincronía que existe entre ellas que para reproducirse se encuentran y comunican a través de la intensidad de su luz.
Al visitar el santuario es importante tener conciencia que los seres humanos tenemos la fortuna de observarlas de cerca y que si ellas lo desean se acercarán a ti hasta posar en algún punto de tu cuerpo.
Hemos llegado a su hogar y como un santuario lo más importante es entrar con respeto a la madre naturaleza pidiendo permiso para estar ahí, guardar silencio total y por supuesto cuidar de no pisarlas, ni querer agarrarlas y evitar a toda costa encender cualquier luz por su sensibilidad.
Los recuerdos de lo que estás viendo se quedarán solo en tu mente y corazón, ya que no cualquier cámara puede captarlas en foto o en video.
Al visitar el santuario es importante tener conciencia que los seres humanos tenemos la fortuna de observarlas de cerca y que si ellas lo desean se acercarán a ti hasta posar en algún punto de tu cuerpo.
Hemos llegado a su hogar y como un santuario lo más importante es entrar con respeto a la madre naturaleza pidiendo permiso para estar ahí, guardar silencio total y por supuesto cuidar de no pisarlas, ni querer agarrarlas y evitar a toda costa encender cualquier luz por su sensibilidad.
Los recuerdos de lo que estás viendo se quedarán solo en tu mente y corazón, ya que no cualquier cámara puede captarlas en foto o en video.
México, definitivamente es un país priviliegiado y nada como esta muestra, pues parece que este espectáculo sólo ocurre en dos lugares del mundo: en Nueva Zelanda y en Tlaxcala, México.
Nanacamilpa tiene la fortuna de tenerlas cada año embelleciendo su bosque, pero además te sorprenderá saber que casi como si tuvieran un reloj en su interior ellas solo encienden de las 8:30 a 9:30 pm y unas cuantas distraídas que aún no encuentran pareja casi hasta las 10 pm.
Esto puede ir cambiando conforme el clima y otras circunstancias del año, aunque la última vez que estuve allí “se encendieron” en punto a las 8 de la noche.
Nanacamilpa tiene la fortuna de tenerlas cada año embelleciendo su bosque, pero además te sorprenderá saber que casi como si tuvieran un reloj en su interior ellas solo encienden de las 8:30 a 9:30 pm y unas cuantas distraídas que aún no encuentran pareja casi hasta las 10 pm.
Esto puede ir cambiando conforme el clima y otras circunstancias del año, aunque la última vez que estuve allí “se encendieron” en punto a las 8 de la noche.
Ojalá seamos conscientes que cuando al visitarlas, tengamos el debido respeto por ellas para preservarlas y admirarlas sin dañarlas mientras nos regalan su luz. Quizá incluso, si en ese momento ya te has sincronizado contigo mismo, tengas la fortuna de mirar al cielo, que generalmente es inmensamente estrellado, y si te fijas bien podrás ver otra luminaria correr por el cielo llamada estrella fugaz. Así de bendecida me siento de presenciar cada vez que puedo estar aquí y siempre me vuelvo a sorprender como si fuera la primera vez. “No todos podemos tocar tigres, pero Dios creo gatos. No todos podíamos estar entre las estrellas y nos iluminó con Luciérnagas” |