Cuando alguien pregunta donde conseguir un producto exótico o internacional en la Ciudad de México, generalmente las personas mencionan el mercado de San Juan y sus alrededores, pero me parece un lugar que más allá de encontrar productos extraños o poco comunes, te da la oportunidad de conocer personas divertidas dispuestas a enseñarte todo lo que saben y por supuesto a dejarte el paladar lleno de sabores nuevos y diversos estilos. Decidí tomarme la mañana para turistear por mi ciudad en dirección hacia el Centro Histórico, con el estómago vacío y listo para probarlo todo. Primero hago escala en una de las calles más transitadas: Ayuntamiento y esquina López; donde el aroma del café impregna el aire. Desde lejos se ven los pequeños molinos y la esquina de la rústica terraza del famoso y antiguo café Cordobés que abrió sus puertas desde 1937, así como sus mesas decoradas con una presentación de diversos granos debajo del cristal. Por supuesto para lo frío que amaneció este día me pido un café americano que elaboran a base de su mezcla clásica de caracolillo, marago y express que provienen estrictamente de Veracruz, Oaxaca y Chiapas. En lo personal me gusta tomarlo sin azúcar para disfrutar más de sus aromas y sabores tostados que te dejan un ligero, pero delicioso amargor en la boca al final, acompañándolo de una crujiente y dulce banderilla, fusionando ambos sabores. Pero si eres de los que les gusta algo más dulce, por supuesto hay cappuccino, frappé, café vienés o chocolate, y de postre pie de mango o queso con zarzamora. Y para no quedarme con las ganas en mis tardes de oficina puedo escoger para llevar un kilo de café recién molido estilo colombiano, árabe, turco o caracolillo. Su mezcla de gourmet es mi opción, sin dejar de contarte lo económico que es.
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